Filemón se queda sin tabaco y como Mortadelo no le ofrece ni el último pitillo que a él le quedaba decide, como revancha, abrir el paquete que Mortadelo llevaba consigo y que para su sorpresa contiene una caja de puros. Pero cuando Filemón se dispone a abrirla para fumárselos Mortadelo le comunica que en dicha caja había una bomba que se había intentado utilizar para atentar contra el emperador de Besugolandia que él mismo había descubierto a tiempo y se había traído a la oficina. Para desgracia de su jefe, el aviso llegará demasiado tarde y la bomba termina estallándole en sus narices.