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La evolución de los personajes
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1991-2000 - segunda transición
A partir de 1991 las aventuras se van desprendiendo poco a poco de los rasgos apócrifos de la etapa anterior, probablemente porque el entintado seguía realizándose por manos ajenas ("El atasco de influencias" (1990) y "La crisis del golfo" (1991) son algunos ejemplos). Es un año de transición en el que veremos casi de todo, incluso una aventura entintada por el mismísimo Raf ("Las embajadas chifladas" (1991-92)) cuyos resultados se alejaron mucho del estilo de Ibáñez y no tuvieron continuidad.
En esta nueva etapa irán apariciendo algunas de las mejores aventuras de los personajes como "Barcelona 92" (1991), "El Quinto Centenario" (1992), "El 35 Aniversario" (1992) o "El Señor Todoquisque" (1992-93), "¡Pesadiiillaaaa...!", "¡Silencio!, se rueda..." (1995) o "El disfraz, cosa falaz" (1995) pero también otras mediocres como "La crisis del golfo" (1991), "El caso del señor Probeta" (1991), "Robots Bestiajos" (1993) o "Maastricht... ¡Jesús!" (1993).
En 1996 la serie presenta mejoras notables: los personajes ganan en expresividad, el nivel gráfico aumenta... surgiendo así grandes aventuras como "Su vida privada" (1994), "Bye bye Hong Kong" (1997) o "El Tirano" (1998).
La de los noventa fue una década en la que Ibáñez por fin parece dispuesto a empezar a dar cierta continuidad a la serie, algo que nunca había cuidado por considerarlo innecesario. Sólo algunos personajes como Bestiájez, la esposa del Súper o el Director General de la T.I.A. repetían sus apariciones en ocasiones puntuales, al contrario que los enemigos (que cambiaban contínuamente).
A partir de entonces el autor prestará mayor atención a ciertos detalles como la residencia de los personajes (la pensión "El Calvario"), el bar donde toman sus "copichuelas" e incluso las costumbres de los personajes. El mismísimo Ibáñez aparecerá también como un personaje más (invitado en algunas ocasiones, narrador en otras) llegando incluso a protagonizar una aventura ("¡Rapto tremendo!").
A mediados de la década (hacia 1994) hay otro detalle peculiar: Ibáñez decide dar vida a su firma que, a partir de entonces, incorporará brazos y piernas y expresiones de manera que muchos de los gags de las portadas (y portadillas) aparecerán así reforzados por este recurso que ya no abandonará nunca:
La firma de Ibáñez cobra vida en las aventuras de 1994 como
"¡Pesadiiillaaa...!" y "El pinchazo telefónico"
En cuanto a las portadas de esta década, continuaron con la tendencia de la etapa anterior con algunos resultados de muy bella factura. Las portadas de "El Quinto Centenario" (1992) o "Los Verdes" en la colección "Magos del Humor" son sólo algunos ejemplos:
En esta nueva etapa irán apariciendo algunas de las mejores aventuras de los personajes como "Barcelona 92" (1991), "El Quinto Centenario" (1992), "El 35 Aniversario" (1992) o "El Señor Todoquisque" (1992-93), "¡Pesadiiillaaaa...!", "¡Silencio!, se rueda..." (1995) o "El disfraz, cosa falaz" (1995) pero también otras mediocres como "La crisis del golfo" (1991), "El caso del señor Probeta" (1991), "Robots Bestiajos" (1993) o "Maastricht... ¡Jesús!" (1993).
En 1996 la serie presenta mejoras notables: los personajes ganan en expresividad, el nivel gráfico aumenta... surgiendo así grandes aventuras como "Su vida privada" (1994), "Bye bye Hong Kong" (1997) o "El Tirano" (1998).
La de los noventa fue una década en la que Ibáñez por fin parece dispuesto a empezar a dar cierta continuidad a la serie, algo que nunca había cuidado por considerarlo innecesario. Sólo algunos personajes como Bestiájez, la esposa del Súper o el Director General de la T.I.A. repetían sus apariciones en ocasiones puntuales, al contrario que los enemigos (que cambiaban contínuamente).
Bestiájez, el Director General de la T.I.A. y su esposa, personajes recurrentes en las aventuras
A partir de entonces el autor prestará mayor atención a ciertos detalles como la residencia de los personajes (la pensión "El Calvario"), el bar donde toman sus "copichuelas" e incluso las costumbres de los personajes. El mismísimo Ibáñez aparecerá también como un personaje más (invitado en algunas ocasiones, narrador en otras) llegando incluso a protagonizar una aventura ("¡Rapto tremendo!").
A mediados de la década (hacia 1994) hay otro detalle peculiar: Ibáñez decide dar vida a su firma que, a partir de entonces, incorporará brazos y piernas y expresiones de manera que muchos de los gags de las portadas (y portadillas) aparecerán así reforzados por este recurso que ya no abandonará nunca:
La firma de Ibáñez cobra vida en las aventuras de 1994 como
"¡Pesadiiillaaa...!" y "El pinchazo telefónico"
En cuanto a las portadas de esta década, continuaron con la tendencia de la etapa anterior con algunos resultados de muy bella factura. Las portadas de "El Quinto Centenario" (1992) o "Los Verdes" en la colección "Magos del Humor" son sólo algunos ejemplos:
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